"¿Qué es lo que no quieres?" me preguntó ayer un amigo al amanecer en el Bora con cierta curiosidad.
No quiero alguien que me pise los pasos.No quiero 14 de febrero ni caja de bombones.
No quiero zapatos de tacón de aguja los domingos.
No quiero quedarme sentada y ver cómo pasa la vida por delante.
Ni esperar en el andén a compartir con alguien un cigarro que no fumo mientras dura el trasbordo.
No quiero dejar de dibujar líneas de convergencia en el espacio.
No quiero estar con nadie que no sepa volar.
No quiero renunciar a mis sueños.