Ellos no son frecuentísimos lectores de mi blog, pero seguro le echan un vistazo de vez en cuando.
Por apoyarme en cada uno de mis planes, aunque no estuvieran del todo de acuerdo. Por enseñarme que los proyectos que uno empieza nunca deben dejarse a medias. Por educarme en la responsabilidad de trabajo, en la constancia. Por valorar y enseñarnos a valorar la humildad. Por rechazar siempre la mentira. Por su infinita paciencia. Por confirmar, en el caso de Julián, que si uno lucha por conseguir sus sueños, todo es posible.
Este regalo va, como sin duda habéis adivinado, para mis padres y para mi hermano.
Por apoyarme en cada uno de mis planes, aunque no estuvieran del todo de acuerdo. Por enseñarme que los proyectos que uno empieza nunca deben dejarse a medias. Por educarme en la responsabilidad de trabajo, en la constancia. Por valorar y enseñarnos a valorar la humildad. Por rechazar siempre la mentira. Por su infinita paciencia. Por confirmar, en el caso de Julián, que si uno lucha por conseguir sus sueños, todo es posible.
Echaré de menos sentirme como una niña, los comentarios irónicos de mi padre, su forma de reir, cómo canta mi madre cuando está contenta, los melodramas de sobremesa y las películas familiares de los domingos, las pequeñas discusiones sobre nada, los besos de buenas noches, ese vuelve pronto de cada sábado, los "piques" cariñosos que provoca Julián, sus fuertes convicciones y su raciocinio, ser morena de verde Luna o Antoñita, la fantástica.
Este regalo va, como sin duda habéis adivinado, para mis padres y para mi hermano.