A veces te sientes como un joven con los bolsillos vacíos de tristeza y los sueños te hacen volar como un Peter Pan moderno con falda roja de picos, siguiendo hasta la segunda estrella de la derecha, por detrás del Big Ben.
Es divertido no mirar al suelo y dejar atrás la habitación cerrada y las viejas historias y llegar hasta Nunca-Jamás, donde nunca jamás sentirás dolor ninguno, porque todo es un juego de niños. También los sentimientos, un juego nada más. Te desnudarás sin miedo a unas cadenas pesadas que viajan a través del tiempo, porque allí no hay tiempo, hay viento y lluvia y días soleados. Pero no hay tiempo y los párpados no caen por el cansancio.
Y serás un niño perdido, una sirena, un hada, un pirata, sonará cerca el tic-tac del reloj, pero sus fauces jamás serán una amenaza para ti. Pasearás descalzo sin temor ninguno, planearás entre historias olvidadas en tu memoria, guardarás las fotos en tu madriguera. Caminarás solo y rodeado de gente. Y cualquier cosa que imagines estará en tus manos, ya sea incoherente o loca, aunque se apague su espejismo al dar las doce en el reloj del campanario. Al llegar la noche escucharás los grillos y al alba, te rondarán las hadas para llevarte de puntillas hasta los tejados de las casas, las copas de los árboles, la cima de las montañas y el cauce de los ríos.
A quienes mientan les crecerá una nariz de madera. Los sin-corazón serán hombres sin-corazón porque hace tiempo se lo habrá zampado un cocodrilo. Los cobardes irán a la escuela de Juan, sin miedo. Y los que no tienen nada, serán los dueños del mundo.
Es divertido no mirar al suelo y dejar atrás la habitación cerrada y las viejas historias y llegar hasta Nunca-Jamás, donde nunca jamás sentirás dolor ninguno, porque todo es un juego de niños. También los sentimientos, un juego nada más. Te desnudarás sin miedo a unas cadenas pesadas que viajan a través del tiempo, porque allí no hay tiempo, hay viento y lluvia y días soleados. Pero no hay tiempo y los párpados no caen por el cansancio.
Y serás un niño perdido, una sirena, un hada, un pirata, sonará cerca el tic-tac del reloj, pero sus fauces jamás serán una amenaza para ti. Pasearás descalzo sin temor ninguno, planearás entre historias olvidadas en tu memoria, guardarás las fotos en tu madriguera. Caminarás solo y rodeado de gente. Y cualquier cosa que imagines estará en tus manos, ya sea incoherente o loca, aunque se apague su espejismo al dar las doce en el reloj del campanario. Al llegar la noche escucharás los grillos y al alba, te rondarán las hadas para llevarte de puntillas hasta los tejados de las casas, las copas de los árboles, la cima de las montañas y el cauce de los ríos.
A quienes mientan les crecerá una nariz de madera. Los sin-corazón serán hombres sin-corazón porque hace tiempo se lo habrá zampado un cocodrilo. Los cobardes irán a la escuela de Juan, sin miedo. Y los que no tienen nada, serán los dueños del mundo.