lunes, 16 de abril de 2007

Echaré tanto de menos

He estado pensando en las cosas que echaré de menos allí, en Bolivia, en los lugares que me pillaran un poco a desmano o las personas a las que no podré abrazar en caso de emergencia. Y he ido escribiendo una pequeña lista que acabaré de completar estos meses.

- Tomarme unas natillas de chocolate de postre y rebañar el brick.
- Ver un mensaje de las niñas en el móvil al salir del trabajo, que me esperan tomando una caña en el Rivera.
- Escoger la tapa los martes.
- Entrar en El Auténtico.
- La melodía que tengo puesta en la alarma de mi despertador... hay que ser valiente y despertar...
- Los festivales de rock en verano.
- La aguda ironía de mi padre.
- Volver la mirada hacia el balcón de mi casa cuando salgo, para ver a mi madre diciendo adiós con la mano.
- El click de mi cámara cuando tomo una fotografía.
- Una ducha de agua bieeeeeeeeeeen caliente.
- Mi falda preferida.
- Una tarde de cine con palomitas en la butaca del fondo.
- La bombonera del salón de mi casa.
- Los y las habituales de la noche palentina.
- Pasear sola.
- Que cierren los bares y la idea de ir al 38 se convierta en una opción mágica a los ojos de May.
- La voz de mi abuela Juliana... y el olor de su pelo.
- La luz de May.
- Protagonizar junto a Blanca Elisa el culebrón Pasión de Calamares que publica en nuestro correo todas las semanas.
- Las patatas fritas que sólo sabe hacer mi madre.
- El olivo centenario que hay enfrente de mi casa.
- Las sábanas fresquitas de mi cama.
- Las charlas de todo y de nada con los amigos.
- Los sms inesperados, cuando alguien se acuerda de ti.
- Las caras conocidas.
- Los chistes de mi hermano.
- Las risotadas de mi abuela cuando voy a visitarla.
- Asomarme a la ventana de mi dormitorio y marearme con la altura y las luces nocturnas.
- Las partidas de futbolín.
- A toda esa gente que no está aquí (mi hermano, Carmen, Esther, Panete, Peña...) y que ahora estará aún más lejos. No acabo de acostumbrarme a no poder tomarme tranquilamente un café con ellos.