domingo, 18 de diciembre de 2011

Los días raros



Cuando era pequeña, me encontré los zapatos llenos de carbón una mañana de Reyes. Me puse a llorar. Sin saber que en la cocina me esperaban muchos regalos por abrir. Porque mis padres los habían escondido.
A veces en la vida, no nos damos cuenta de que sin carbón no hay Reyes Magos. Sin los caminos equivocados. Sin las malas tardes. Sin las decepciones. Sin las heridas. No hay caminos correctos. No hay tardes en buena compañía. No hay sorpresas. Ni vendas que curan.
Ayer en el concierto de Vetusta Morla, me di cuenta de que lo importante de los días raros que vivimos es que muchos sigan luchando a pesar de todo. Y soñando.