martes, 26 de agosto de 2014

Hacia rutas salvajes

"Quiero repetirte los consejos que te di en el sentido de que deberías cambiar radicalmente de estilo de vida y empezar a hacer cosas que antes ni siquiera imaginabas o que nunca te habías atrevido a intentar. Sé audaz. Son demasiadas las personas que se sienten infelices y que no toman la iniciativa de cambiar su situación porque se las ha condicionado para que acepten una vida basada en la estabilidad, las convenciones y el conformismo. Tal vez parezca que todo eso nos proporciona serenidad, pero en realidad no hay nada más perjudicial para el espíritu aventurero del hombre que la idea de un futuro estable.

El núcleo esencial del alma humana es la pasión por la aventura. La dicha de vivir proviene de nuestros encuentros con experiencias nuevas y de ahí que no hay mayor dicha que vivir con unos horizontes que cambian sin cesar, con un sol que es nuevo y distinto cada día. Si quieres obtener más de la vida, debes renunciar a una existencia segura y monótona. Debes adoptar un estilo de vida donde todo sea provisional y no haya orden, algo que al principio te parecerá enloquecedor. Sin embargo, una vez que te hayas acostumbrado, comprenderás el sentido de una vida semejante y apreciarás su extraordinaria belleza. En pocas palabras, deja Salton City y ponte en marcha. Te aseguro que sentirás una gran alegría si lo haces.

(...) No eches raíces, no te establezcas. Cambia a menudo de lugar, lleva una vida nómada, renueva cada día tus expectativas. (...) Te equivocas si piensas que la dicha procede sólo o en su mayor parte de las relaciones humanas. Dios la ha puesto por doquier. Se encuentra en todas y cada una de las cosas que podemos experimentar. Sólo tenemos que ser valientes, rebelarnos contra nuestro estilo de vida habitual y empezar a vivir al margen de las convenciones.

Lo que quiero decir es que no necesitas tener a alguien contigo para traer una nueva luz a tu vida. Está ahí fuera, sencillamente, esperando que la agarres, y todo lo que tienes que hacer es el gesto de alcanzarla. Tu único enemigo eres tú mismo y esa terquedad que te impide cambiar las circunstancias en que vives.

(...) Aprenderás mucho de todo lo que veas y de las personas que conozcas. Lleva una vida austera, no vayas a moteles, prepárate tú mismo la comida. Ten como norma gastar lo menos posible y la satisfacción con que vivirás será mucho mayor. Espero que la próxima vez que nos veamos seas un hombre nuevo y hayas acumulado un sinfín de aventuras y experiencias."

(Alexander Supertramp)

Este libro y algunas de mis últimas experiencias me tienen trastornada. La idea de llevar una vida nómada, de no echar raíces, de cambiar sin rumbo buscando la belleza, esa idea romántica de que el hombre se encuentra a sí mismo en la soledad de los bosques, de los desiertos, experimentando su esencia más salvaje. Ese caminar con la única expectativa del próximo amanecer, del próximo auto que te haga un "ride", del próximo lugar que descubrir. Esa certeza de que la soledad es la respuesta, de que las relaciones personales están sobrevaloradas. Ese reproche a las rutinas, a las exigencias del día a día, a las presiones de la sociedad que sólo acaban matando el espíritu del ser humano. Esa vida austera, sin grandes aspavientos, gastando menos, que paradójicamente, te hace sentir que tienes más.

Todos esos pensamientos no dejan de remover antiguos sueños y antiguos esquemas de la realidad que no son verdad. O que al menos no son la única verdad que tenemos. No dejo de imaginar los cambios, las decisiones que nos harían realmente libres. No dejo de pensar en la aventura. En la rebeldía. En el precio que uno paga por sus elecciones. En las contradicciones que llevamos dentro, tal vez, porque, como decía Withman, somos inmensos. No dejo de acordarme de la niña que fui y de los sueños que atesoraba. De todos los destinos del mundo que imaginaba explorar, de todas las vidas que quería probar, de todos los trotamundos y los aventureros que suponían un referente para mí. Creo que ya lo he dicho alguna vez, que los niños son más auténticos. Tienen ese lado soñador y creativo que les hace vivir fuera de la realidad sin cortapisas e imaginar posibilidades que luego acaba cercenando lo que supuestamente llaman "madurez" o "cordura" cuando se hacen mayores. Y sin embargo, dicen que hay héroes y locos que viven de esta manera, que deciden llamar hogar al mundo y colocar su sofá en el claro de un bosque. Que no encajan con la sociedad, que rompen con esos vínculos. Y me consta que son personas. Personas muy reales, muy cabales, muy humanas, con un vivir creador.

Cuando te cruzas con una de ellas, cuando compartes con una de esas personas, cuando descubres quiénes son en realidad, cuando te acercas, aunque solo sea a medias, a esa forma de vida, entonces, ya no hay vuelta atrás, estás tocado por lo excepcional, por lo distinto. Y el concepto de "estar vivo" cambia radicalmente. Creo que para siempre. Así que puede que la insatisfacción te acompañe a diario, que no encuentres tu sitio en ninguna parte, que te sientas encerrado en una jaula y puede, por el contrario, que te transformes, también eso puede ocurrir. Y eso no significa que vayas a huir, puede que busques qué es lo que realmente quieres hacer y vayas a por ello, por loco que parezca. Aunque ello te conduzca hacia rutas salvajes.