Voy a guardar en un cajón las palabras vacías, las mentiras y las medias verdades, las razones sinrazón. Y luego le dedicaré las palabras más dulces a las plantas del alféizar de mi ventana.
Voy a encerrar en un cajón la arrogancia, el egoísmo, la intolerancia, el autoritarismo, la ignorancia. Y luego le daré la mano a un niño con ojos inocentes y nuevos.
Voy a esconder en un cajón la vergüenza, la inseguridad, la impaciencia, el miedo. Y luego haré funambulismo sobre una fina cuerda sin red con la mirada de frente.
Voy a abrir cajones de esperanza, que se escape toda por las rendijas de la persiana, y que se empapen las sábanas de vida.
Voy a abrir cajones de luz para que se vayan las sombras del dormitorio.