miércoles, 26 de diciembre de 2007

Del amor y otros demonios

Cuando Isabel Allende eligió este título para su obra, seguramente conocía ya las desventuras, venenos y engaños que le siguen a esa enfermedad llamada amor.
El amor, como la suerte, viene y va. A veces llega como la calidez de un suspiro a medianoche y se queda toda la noche. Otras, la monotonía lo envuelve y termina muriendo en un bostezo. Con suerte, hay segundas pasiones que encienden el sentimiento en un fogonazo final.
Relaciones que se terminan, compañeros que no acompañan y besos que se quedan en la alacena no son suficientes para explicar por qué todo es tan complicado en cuestiones de amar.
El problema es que muchas veces nos quedamos queriendo solos. O nos quedamos queriendo sólo, sin darnos cuenta, y querer, en este caso, no siempre es suficiente.
Si la literatura y el cine nos regalan siempre historias con final feliz, ¿será realmente posible el cuento de hadas? ¿Realmente hay un arte de amar?