Como si se hubiera tragado un colibrí. Así se sentía la pequeña Frida Kahlo desde que nació.
Hasta la Casa Azul de Coyoacán (donde vivía) llegó el rumor de una costurera que cosía almas a las telas. Y Frida le envió una carta pintada con óleo en el envés del cuadro:
(yo supongo que quería coserse el alma a su falda mexicana para que no escapara como la sombra de Peter Pan)
Apreciada hada de los hilos:
le ruego que acepte este cuadrito como presente,
pues no puedo viajar hasta Madrid para hacerle el encargo personalmente.
Hasta mi México llegó su fama y ansio lucir una de sus creaciones.
Mi talla es pequeña, entre la de un monito titi y la de una tomatera.
¿Hará usted el favor de hacerme sentir que vuelo?
(Tu corazón en un cofre; Mercé López, Rebeca Beltrán)
Y así es como a Frida le crecieron las alas, y ¿pies para qué os quiero?
Hay leyendas nicaragüenses que dicen que los colibríes llevan el alma de un guerrero dentro de sí. Inquieta, ardorosa, valiente. Así era Frida, no sé decir si llevaba dentro un colibrí o un guerrero de la luz. Porque a pesar de las sombras de su historia dibujaba color en todos sus cuadros, selvas y frutas.
¡Viva la vida! Solía decir. Se comía la vida sin miedo, a grandes bocados. A veces ese espíritu voraz me recuerda un poco a mí. Pero el sabor de la sandía es más dulce si se come de a poquito.
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miércoles, 21 de mayo de 2014
lunes, 7 de abril de 2014
Génesis, de Sebastiao Salgado
Anoche mi habitación se llenó de albatros, pingüinos y yakarés. Hacía un frío glacial y la sombra del Chaltén se veía por la ventana. Cerraba los ojos y las imágenes de las fotografías de Sebastiao Salgado cobraban vida. Escuchaba el rumor del Amazonas y el silencio del Gran Cañón. Crecía un baobab junto a la puerta. Un jaguar me miraba amenazante desde el otro lado de la habitación. Y el cielo estaba lleno de los ojos amarillos de los cocodrilos, como luciérnagas. Un África ancestral de antiguos ritos y color rojizo. Fuego. Los confines del mundo, la Patagonia, mi Patagonia, el Cerro Torre, las ballenas en la península de Valdés. El agua. El hielo. El Perito Moreno y la boca abierta de un niño observando una fotografía. Las Tierras del norte. El aire. Brasil y el Amazonas, el Pantanal en la frontera con Bolivia. Tierra. Una tortuga gigante de Galápagos, como la vieja Morla, mirando al objetivo. Un isla imposible con forma de seta en Madagascar, como uno de los planetas del universo del Principito. Ocho años recorriendo el mundo. Buscando el origen. Aire. Desiertos, selvas y océanos. El trance de un baile chamánico en el calor del continente africano. El fotógrafo brasileño consigue llevarnos a los lugares más recónditos del planeta, nos cuenta un viaje interior en blanco y negro con reflejos de agua y ojos limpios. Los ojos de los niños y de las mujeres de las tribus donde la vida se abre paso sin más razones. Arrugas en los rostros de los ancianos y chamanes, llenas de sabiduría. Es imposible entender esta exposición si uno no se aleja de prejuicios y mira con la curiosidad de un niño y es posible que después de descubrirla uno se plantee qué estamos haciendo con nuestro planeta. Cuántos recursos quedan y cuántos estamos dispuestos a desgastar. Cuánto Amazonas hay de reserva para nuestros excesos. Que los árboles y los ríos y la tierra no nos pertenecen es algo que aún tenemos que aprender. Stevenson decía que no pedía otra cosa sino el cielo sobre su cabeza y un camino bajo sus pies. Eso debió de pensar Salgado al iniciar esta aventura. Pero consiguió además contarnos la historia del génesis sin mitos ni mentiras. Captó con su objetivo paisajes impresionantes. Y llenó su mochila de ojos para mostrarnos el mundo a los que soñamos.




domingo, 20 de marzo de 2011
La casa Sorolla
Había oído hablar de ella, pero no imaginaba que la casa Sorolla pudiera ser un oasis en el centro de Madrid. Un jardín de inspiración andaluza lleno de luz, de enredaderas, de flores y fuentes. Silencio. Y un estudio con el mobiliario original y una claraboya en el techo que ilumina los cuadros más famosos del pintor. La temática del mar, el blanco, un blanco intenso que nunca he visto utilizado tan agradecidamente en ningún otro pintor, largas pinceladas de agua que hacen que tengas ganas de meter los pies, jardines andaluces que te trasladan al verano en un día frío de invierno y la influencia del impresionismo francés en los tonos violeta de los lienzos. Ver el caballete con el último retrato inacabado, un encargo de su amigo el escritor Ramón Pérez de Ayala, cuando un ataque de hemiplejía incapacitó a Sorolla para volver a pintar, me produjo una extraña sensación. Podía casi verlo allí. En aquella estancia impregnada de claridad y lirismo. Al artista joven. En su estudio. Pintando varios cuadros a la vez, como solía hacer. Y cuando me di la vuelta tropecé con una niña de unos ocho años que dibujaba, muy concentrada, en un cuaderno de cuadrícula el azul del mar y un improvisado bañista, sentada en una silla, y que luego observaba los cuadros con los ojos entornados y una sonrisa dulce en los labios. Es curioso cómo los niños son tan impresionables, el arte no deja de ser un juego para ellos, y es una pena que los adultos perdamos esa sensibilidad con los años. Tal vez esa niña tenga un día un nombre, pensé, como el propio Sorolla, que se enamoró de las pinturas del Prado siendo sólo un estudiante. O tal vez sólo sea que últimamente veo historias en cada rostro y cada pequeño detalle.


La costa valenciana, Biarritz, los jardines de la Alhambra y el alcázar de Sevilla y este pequeño rincón de su casa en Madrid, retratados por el pintor que mejor reflejó la magia de la luz mediterránea son los protagonistas de las paredes de su casa-museo junto con los diferentes retratos de su mujer y sus hijos.
C/General Martínez Campos, 37, 28010 Madrid. Metro Iglesia


La costa valenciana, Biarritz, los jardines de la Alhambra y el alcázar de Sevilla y este pequeño rincón de su casa en Madrid, retratados por el pintor que mejor reflejó la magia de la luz mediterránea son los protagonistas de las paredes de su casa-museo junto con los diferentes retratos de su mujer y sus hijos.
C/General Martínez Campos, 37, 28010 Madrid. Metro Iglesia
domingo, 14 de junio de 2009
Mujeres de Mucha



1. El claro de Luna y La estrella polar.
2. Cartel para Medea, 1898.
3. Esmeralda, de la serie Piedras preciosas, 1900.
Ninguna mujer es tan sensual y tan bella como las pintadas por Mucha en sus litografías. Visitando la exposición Seducción, modernidad y utopía en Salamanca descubrí de Mucha no solo que era un hombre polifacético, que tan pronto diseñaba el cartel de la obra Medea como joyas para el francés Foucault y atrezos y vestuario para las representaciones en el teatro La Renaissance o tomaba fotografías, por cierto de una sensibilidad extraordinaria, de sus modelos y, en sus viajes, de la población de las regiones eslavas, sino que sus creaciones son efectivamente únicas. Existe una diferencia entre un maestro como él y otros imitadores modernistas que siguieron su estilo. Solo las mujeres de Mucha, cuando nos miran, nos cuentan su historia. Nos enredan. Nos atrapan en unos ojos a veces cándidos, a veces de femme fatale. Es posible que difiera también el trazo del rostro, la nariz y el perfil de los labios, pero indudablemente, la mirada es distinta. Porque la de las otras, las mujeres que no dibujó este checo en su estudio de París, expuesta a la comparación con la de Sarah Bernhardt y otras musas muchianas, está vacía y muerta.
domingo, 19 de abril de 2009
Retratos de Nueva York




Las exposiciones de fotografía me dejan siempre una extraña sensación, en especial si hay personas representadas en las fotos. Porque esas personas un día se quedaron inmóviles un instante frente a la cámara para permanecer eternamente así.
Jóvenes retratados con su imperecedera sonrisa. Otros con su cigarro en la mano y su imagen urbana de newyorkino, niños que nos miran con descaro desde el otro lado, gente paseando despreocupada y una pareja espiada a través de una ventana. Rostros de fantasmas. Que curiosamente parecen tan vivos.
A veces las fotografías capturan mucho más de lo que cualquiera puede ver a primera vista. Un instante de vida que no volverá. Una historia. Un pedazo de intimidad. Y convierten a su autor en algo así como un ladrón de almas.
LA exposición, lejos de sensacionalismos, recoge escenas de la ciudad de Nueva York que es pintada con dinamismo y con todo su glamour y dotada de una magia singular. Imágenes intertextuales que nos remiten al cine y a la historia de América. Y retratos de la variada gente que se pasea cada día por sus calles.
Salí de La Casa Encendida con la sensación de haber observado la ciudad desde el puente de Brooklin con un potente telescopio.

viernes, 6 de febrero de 2009
Mundo y final
Ironía y crítica social, música, improvisación, guiños al público, inteligentes y originales juegos de lenguaje y risas, muchas muchas risas.
Con una escenografía simple y apenas algunos instrumentos y cuatro atrezos, Ron La lá hace un espectáculo bestial que no busca siempre la risa gratuita y que por ello, no deja indiferente a nadie a la salida del teatro.
Muy recomendable, desde luego, si pasa por vuestra ciudad.
Con una escenografía simple y apenas algunos instrumentos y cuatro atrezos, Ron La lá hace un espectáculo bestial que no busca siempre la risa gratuita y que por ello, no deja indiferente a nadie a la salida del teatro.
Muy recomendable, desde luego, si pasa por vuestra ciudad.
martes, 13 de enero de 2009
Frida Kahlo
Pocos personajes me fascinan tanto como la figura de Frida Kahlo, la mujer del entrecejo y los vestidos tradicionales acompañados de exótica bisutería, que era además una mujer de fortaleza envidiable, valiente, excéntrica, orgullosa, atractiva y capaz de llevar los sentimientos más inefables al lienzo.
A los 18 años, sufrió un accidente que la dejaría postrada en una cama. Fue su fuerza de voluntad y su carácter lo que le permitió volver a caminar, pese a los malos pronósticos médicos. Pero sufriría dolores toda su vida. En su diario, escribiría aquello de "pies, para qué os quiero? si tengo alas para volar".
Amante de su país y del comunismo, sería la sufrida esposa del muralista Diego Rivera, pero cansada de sus infidelidades, se relacionaría con Trotsky, con un fotógrafo americano (creo recordar) e incluso con alguna mujer.
Breton calificó su obra de surrealista, pero Frida nunca aceptó esta consideración. "Nunca pinté mis sueños" dijo ella "Pinto mi propia realidad". Una realidad dolorosa y frustrante. Siempre quiso tener hijos, pero desistió después de sufrir varios abortos. La persona a la que más amó, Rivera, la engañó una y otra vez, incluso con su propia hermana. Y sufrió numerosas intervenciones quirúrgicas infructuosas para reconstruir una columna hecha pedazos.
Frida se ha hecho célebre gracias a la adaptación al cine de su biografía, pero ella es un personaje que se escapa de las pantallas.
Nunca ví una de sus obras y nunca estuve en la Casa Azul de Coyoacán, pero seguramente su alma lo invade todo alrededor de ese lugar y está en cada pincelada de sus cuadros.

A los 18 años, sufrió un accidente que la dejaría postrada en una cama. Fue su fuerza de voluntad y su carácter lo que le permitió volver a caminar, pese a los malos pronósticos médicos. Pero sufriría dolores toda su vida. En su diario, escribiría aquello de "pies, para qué os quiero? si tengo alas para volar".
Amante de su país y del comunismo, sería la sufrida esposa del muralista Diego Rivera, pero cansada de sus infidelidades, se relacionaría con Trotsky, con un fotógrafo americano (creo recordar) e incluso con alguna mujer.
Breton calificó su obra de surrealista, pero Frida nunca aceptó esta consideración. "Nunca pinté mis sueños" dijo ella "Pinto mi propia realidad". Una realidad dolorosa y frustrante. Siempre quiso tener hijos, pero desistió después de sufrir varios abortos. La persona a la que más amó, Rivera, la engañó una y otra vez, incluso con su propia hermana. Y sufrió numerosas intervenciones quirúrgicas infructuosas para reconstruir una columna hecha pedazos.
Frida se ha hecho célebre gracias a la adaptación al cine de su biografía, pero ella es un personaje que se escapa de las pantallas.
Nunca ví una de sus obras y nunca estuve en la Casa Azul de Coyoacán, pero seguramente su alma lo invade todo alrededor de ese lugar y está en cada pincelada de sus cuadros.


lunes, 11 de febrero de 2008
Fé eclesiástica de Brossa
martes, 15 de enero de 2008
Y hoy un poco de humor con...
jueves, 21 de junio de 2007
Pequeños regalos V

... y Zeus visitó a Dánae en forma de lluvia de oro...
Del encuentro de Zeus y Dánae nació Perseo. Uno de los héroes mitológicos que más me fascina.
Este retazo de la mitología es para Bea. Por demostrarnos que, a su manera, sigue siempre estando de nuestra lado.
Echaré de menos la pasión con la que vives cada instante. Tu forma de moverte. Tus pechos turgentes, que me han reconfortado en algún que otro mal rato. Esa actidud de protección que tienes con nosotras. Tu sentido del humor. Que me dejes elegir la tapa.
Mantendré mi promesa.
Del encuentro de Zeus y Dánae nació Perseo. Uno de los héroes mitológicos que más me fascina.
Este retazo de la mitología es para Bea. Por demostrarnos que, a su manera, sigue siempre estando de nuestra lado.
Echaré de menos la pasión con la que vives cada instante. Tu forma de moverte. Tus pechos turgentes, que me han reconfortado en algún que otro mal rato. Esa actidud de protección que tienes con nosotras. Tu sentido del humor. Que me dejes elegir la tapa.
Mantendré mi promesa.
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