miércoles, 27 de febrero de 2008

Un lugar en el mundo


El otro día, en yoga, la profesora nos pidió que pensáramos en un lugar en el que nos encontrásemos tranquilos, felices; que imagináramos las texturas, los colores; que definiésemos las líneas de las cosas. Y en aquel estado, en mi pensamiento, se fue dibujando un lugar que no creí que apareciese así, sin avisar, por aquellos rincones: la Playa Salvaje.

Todo estaba como aquella tarde.

La humedad, la débil luz entre las nubes, un horizonte en el que podía intuirse que La Tierra es redonda, la arena gruesa y mojada, el agua fresca y traslúcida.

Sonaba una risa sincera y juguetona. Una voz suave. El ruido de las olas. Rebelde.

Todo estaba como aquella tarde. Muy diferente a esta tarde de lluvia. Lejos del mar. Oscura y callada.

"No puedo retener tus olas" le dice la orilla al mar. "Deja entonces que yo guarde en mi corazón tus pisadas". (Tagore)