Hoy volví a ver a los niños.
No estoy segura de si se colaron en mis sueños o fui yo quien viajó de noche hasta las aulas a la hora de su siesta con el pijama puesto. Abi había crecido y Fernandito seguía sonriendo con la misma gracia.
Y también hoy, fuera del sueño, comí la sopa de maní de Norma y el sabor me transportó de vuelta a la cocina con Jaqueline.
A la misma hora que terminaba la sopa, recibí una llamada de Daniela desde Santa Cruz.
Y en la misma tienda en que mi tía me ha comprado su regalo de cumpleaños, encontré un bolso que habían hecho las mujeres bolivianas del Plan 3000.
He decidido que esta noche también voy a soñar con ellos.