No sé si os gusta contar, pero yo creo que todos somos siempre, toda nuestra vida, niños ávidos de escuchar historias nuevas.
Estoy haciendo un Taller de Cuentacuentos. Y me doy cuenta de lo mucho que me gusta que me cuenten, que escucho con la boca abierta y los ojos también abiertos como platos cuando la profesora (que, por cierto, es un verdadero crack) nos dice "Había una vez...", casi siempre muy bajito, como si fuera un secreto que sólo nosotros vamos a conocer.
Estoy haciendo un Taller de Cuentacuentos. Y me doy cuenta de que soy un poco teatrera, de que me cuento también así la vida y actúo en determinadas ocasiones. A veces, he llegado a ser una patética y gran actriz. A veces, sólo una comediante.
Estoy haciendo un Taller de Cuentacuentos. Para contar a mis niños, pensaba yo. Para dejarles con la boca abierta y los ojos como platos. Y resulta que, al final, esos cuentos me sueñan a mí y me acaban contando mi propia vida. Y la de los que me rodean.
