- ¡Que no, Carlitos, que no! ¡Que para eso hay que ser muy listo!
Pero Carlitos siguió jugando con los números en su habitación y anotó tres fórmulas matemáticas más en su cuaderno. Le había cogido a Pedro, su hermano mayor, un libro de cuarto al terminar el curso. Y aunque no entendía nada, se sentaba a mirar signos y rayas durante horas tratando de descubrir algún mensaje oculto.
- ¿Te crees que los números hablan?- le decía su hermano desde el umbral de la puerta. Y Carlitos le sacaba la lengua.
No le importaba estudiar hasta muy tarde. Porque para ser astrónomo, le había dicho el maestro, hay que saber muchas matemáticas.
Aquella tarde estaba especialmente contento. Había preparado una escapada. Mapa del cielo nocturno. Linterna. Esterilla. Chaqueta de chándal. Cordino. Lo tenía todo. Iría a mirar las estrellas a lo alto del monte Muskkucuna, a las afueras del pueblo. Él solo. No era muy difícil llegar hasta allí. Ya lo había hecho muchas veces con sus amigos, aunque a la luz del día.
Después de la cena, se fue pronto a la habitación con el pretexto de seguir estudiando. Estaba nervioso. Escuchó entrar a Pedro y roncar dos minutos después en la cama de arriba. Y enseguida se preparó para su escapada. Se iba a enterar su hermano de lo que era capaz.
Le llevó una hora llegar hasta la cumbre. Sombras en el camino. Rocas que subió a cuatro patas con cuidado de no caer. El canto de los grillos. Ya estaba. Por fin. No cabía nada más en su mochila ahora que la había llenado de orgullo.
Pero, ¡no podía ser posible! Él pensó que el monte Muskkucuna era lo suficientemente alto. Pegaso. La Osa Mayor. Casiopea. Ninguna había faltado a la cita. Sin embargo, estaban demasiado lejos.
Lanzó una piedra. Nada. No podía llegar hasta ellas. Hizo un lazo con el cordino e intentó alzanzar la Estrella Polar. Y no hubo manera. Esto de ser astrónomo iba a resultar más complicado de lo que pensaba, se dijo. Y se sentó en el suelo, sacó un bloc de su bolsillo e hizo una nueva anotación en su diario de astrónomo:
"Distancia de La Tierra a las estrellas: algo más de 700 metros".
(Taller de cuentos, Fuentetaja)