sábado, 30 de septiembre de 2006

Magia

García Márquez dijo una vez que lo único que sin ninguna duda sabía era que la realidad no acababa con el precio de los tomates. Por eso no se extrañó ninguno de sus lectores cuando Remedios, la bella, ascendió a los cielos. Por eso las mariposas le rondaban a otra de sus protagonistas.

Todos hemos tenido días en que, a pesar de la lluvia, no llegamos calados a casa. Días en que, en el preciso momento en que íbamos a rendirnos, alguien desconocido se convirtió en nuestro guía. Días en que un viejo amigo que creímos perdido apareció por sorpresa. Días en que los bares se convirtieron en un laberinto de hadas, faunos y duendes, sin haber echado mano de las drogas. Días en que se abrieron puertas a las que nunca habíamos llamado.
Todos hemos contado historias que nadie quiere creer. Pero sólo hay que encaramarse a un árbol y aguzar la vista para darnos de bruces con la magia.