lunes, 13 de agosto de 2007

Mitos guaraníes

Leyendo un libro de mitos guaraníes encontré curiosas coincidencias con la tradición occidental que me han hecho pensar que al final no somos tan distintos, aunque nos separe un océano, y que cuando llegaron los conquistadores en ningún caso se encontraron con salvajes, a pesar de lo que cuentan los libros de historia en España.
Ñandevurusú se convirtió en lechuza y de su aleteo nocturno en el lecho de Ñandesý, que lo había recogido como animal de compañía, nació Ñanderikeý, el Sol. Ñandesý fue devorada por los jauares azules, pero su hijo, aún niño, creó de sus huesos a Tybyryí, la Luna. El Sol y la Luna crearon la vida.
Quien conozca un poco la mitología griega pensará inevitablemente en las transformaciones de Zeus para cortejar a sus amantes, pero aún hay más. Eva nació precisamente de la costilla de Adán, tal como la Luna nació de los huesos de Ñandesý.
El mito de la creación guaraní dice que todo lo que existe en la morada terrena no es más que la imagen de todo lo que está ahora en las afueras del paraíso de Ñande Ru, un lugar similar al Mundo de las Ideas platónico. Los guaraníes no eran tal vez grandes filósofos, pero presintieron una jerarquía similar en el mundo a la que nos describe Platón.
Aún una coincidencia más. También Ñandevurusú, como el Dios de los cristianos, envió lluvias torrenciales a la Tierra, un diluvio con el fin de crear un lugar mejor para vivir y Guyrapoty fue el encargado de recoger a las especies animales en su arca.