martes, 25 de septiembre de 2007

Atrapasueños

Llevo tanto tiempo aquí que he perdido la capacidad de fantasear en ciertos momentos, como lo hacìa Ally McBeal. Ahora prefiero quedarme con los sueños de los niños, que el pasado viernes no dejaban de sonreir vestidos de cambas con sus cestitas de chucherìas en el día de la Primavera y vìspera del aniversario de Santa Cruz.
Me imagino què serà de los otros mil o diez mil niños que estàn destrozados, que no tienen dònde caerse muertos, los que van descalzos por las calles, los que esnifan pegamento, los que estàn sucios, despeinados y llevan mosquitos rondàndoles.
O tal vez no me lo imagino. Ni siquiera sè què es de mis Pimpollitos cuando atraviesan la verja de la mano de su mamà (los que tienen màs suerte), de su hermano de 9 añitos, de su tìa, de su vecina o de fulanita de tal.
¿Será que los niños sueñan? Será que son capaces de olvidarse de que tiritan de frìo por la llegada del surazo e imaginar que están en el Polo Norte con la foca Marisol de la canción y que su mamá que los quiere los irà a buscar en un avión de papel y los traerá de vuelta a una Bolivia linda y justa con una cama con cojines de colores y cestitas de caramelo en la que se recuesten con su vestido de tipoi y vean llover confetti, serpentinas y juguetes de una piñata gigante colgada del cielo.
¿Serà que mis sueños han quedado atrapados en el patio de la guarderìa y ya no puedo imaginar sino un lugar mejor para ellos?