viernes, 30 de mayo de 2008

La Teoría del Caos




Hay una teoría que siempre me ha fascinado a pesar de aborrecer las matemáticas en el instituto y de ser un auténtico desastre a la hora de realizar ecuaciones: la Teoría del Caos.

Es posible que no sea exactamente una teoría, tal vez sólo una hipótesis, una suposición. Habla de lo complicado, de lo impredecible, de lo no lineal. Como el tiempo. Como nuestras vidas. Y aunque se denomine así no quiere decir que no haya un orden que mueva estos sistemas, sino que es orden complejo y desconocido.

La idea de la que parte la Teoría del Caos es simple: en determinados sistemas naturales, pequeños cambios en las condiciones iniciales conducen a enormes discrepancias en los resultados. Este principio suele llamarse efecto mariposa debido a que, en meteorología, la naturaleza no lineal de la atmósfera ha hecho afirmar que es posible que el aleteo de una mariposa en determinado lugar y momento, pueda ser la causa de un terrible huracán varios meses más tarde en la otra punta del globo.

He reconocido ya que mi mente no tiene nada de científica. De hecho, si de verdad pudieran tenerse pájaros en la cabeza, los míos serían de mentira. Pero estaréis de acuerdo en que, como adelantaba en el post anterior, hay pequeños acontecimientos que, sin nosotros darnos cuenta, nos conducen en el futuro a vivir situaciones en un momento inimaginables.
Acontecimientos que nos parecen insignificantes van tejiendo una tela de araña que luego nos atrapa irremisiblemente. Decisiones que tomamos a diario y sin apenas darnos cuenta. No tomar el autobús. Utilizar las escaleras. No llevar nuestro pañuelo rojo. Pararnos unos minutos en el escaparate de la esquina. Posponer una llamada. Confundirnos al escribir una dirección blogger.

Eli hablaba hace unas semanas de elegir. De la dificultad de elegir. De la innumerable cantidad de elecciones que tenemos que realizar a lo largo de nuestras vidas. Grandes o pequeñas. ¿Y si pudiéramos conocer hacia dónde nos llevan? ¿Y si la tecnología pudiera crear los mundos virtuales desencadenados por las opciones que desechamos? ¿Y si pudiéramos viajar a través de esos mundos paralelos como ocurre en la película? ¿O si frenásemos el aleteo a tiempo? ¿Si encarcelásemos a la mariposa en una botella de vidrio, como hacía de niña?

No es casual, me doy cuenta ahora, que alguien eligiera relacionar las mariposas con el amor. Porque el aleteo de una primera mariposa en nuestro estómago puede desencadenar enfermedades en nuestro organismo, verdaderas catástrofes en nuestras vidas y conducirnos al otro lado del mundo.