martes, 30 de septiembre de 2008

Psicología de la mirada II

- Te vas- me ha dicho esta mañana, de repente, uno de los chicos del Centro de Día.
- ¿Cómo es que lo sabes?- le he preguntado yo.
- Porque los ojos no engañan. Menos, los tuyos.

Ahora entiendo por qué no sé mentir. Y por qué a veces no me hace falta decir nada.