Ironía y crítica social, música, improvisación, guiños al público, inteligentes y originales juegos de lenguaje y risas, muchas muchas risas.
Con una escenografía simple y apenas algunos instrumentos y cuatro atrezos, Ron La lá hace un espectáculo bestial que no busca siempre la risa gratuita y que por ello, no deja indiferente a nadie a la salida del teatro.
Muy recomendable, desde luego, si pasa por vuestra ciudad.