lunes, 2 de marzo de 2009

A Ítaca

Cuando empieces tu ida hacia Ítaca,

desea que el camino sea largo,

lleno de peripecias, lleno de conocimientos.


Así comienza el poema de Kavafis, el poeta griego, que a muchos nos fascina, que nos recuerda que es necesario caminar para hacer el camino. Y no obsesionarse con los objetivos que a veces nos marcamos, únicamente no dejar de luchar, que el tiempo que empleamos en superarnos sea un tiempo de aprendizaje. Que sea un tiempo vivido y aprovechado.

Siempre en tu mente ten a Ítaca.

La llegada allí es tu destino.

Pero no precipites el viaje en absoluto.


Subir un pico es también un poco una odisea como la de Ulyses. Leer este poema con los ojos de un montañero o un escalador, puede recordarte algunas sensaciones en el ascenso. O pensamientos que quizá te acuden de camino a la cima.

A los Lestrígones y a los Cíclopes,

al fiero Poseidón no los encontrarás,

si no los llevas dentro de tu alma,

si tu alma no los coloca delante de ti.


Se trata de vivir sin miedo. Sin lugar para la pereza o la cobardía. Sin anticipar los obstáculos en el viaje. Y seguir adelante. Aunque comiencen a pesar los pies.

Se trata, a su vez, de no despreciar lo que nos viene dado, seguros de que no era lo que buscábamos, porque no hay una sola persona que no tenga su papel en nuestro viaje y no hay nada que no tenga su momento en la historia.

Haz un alto en los mercados fenicios,

y adquiere hermosas cosas, (...)

y sensuales perfumes de todas clases
,

haz un alto para mirar, para escuchar, para sentir tus huellas que ascienden, para disfrutar con tus pasos, para notar el viento en la cara y el cosquilleo en los dedos. Y cuando finalmente llegues allí,

Aunque la encuentres pobre, Ítaca no te engañó.

Tan sabio como te has hecho, con tanta experiencia,

ahora ya habrás comprendido qué significan las Ítacas.


No me imagino la decepción de una cumbre nublada, sin poder disfrutar de una visión asombrosa y única. Pero, como en la vida, aunque las cosas no sean como uno las había imaginado, como las planeaba, no es por ello un fracasado. Hemos llegado hasta aquí, no nos rendimos.

Ítaca te dio el hermoso viaje.

Sin ella no hubieras emprendido el camino.


De una u otra forma, todos somos héroes.

Y tal vez, la vida sea algo así como una expedición a la montaña, aunque no siempre a varios grados bajo cero ;)