viernes, 11 de enero de 2008

Soma

El dios andino proporcionó hojas de coca a sus siervos para aliviar su dolor, alumbrar su mente y encontrar respuesta a sus interrogantes, pero también pronunció una maldición contra el hombre blanco, "si el extranjero tocara las hojas sagradas, sólo encontrará en ellas veneno para su cuerpo y locura para su mente".

Ya estamos todos mayorcitos para saber lo que hacemos con nuestra vida o hacia dónde nos llevan las decisiones que tomamos, pero siento que ver cómo alguien se hace una raya de coca se está convirtiendo en algo habitual. Olvidarnos de lo que realmente son, como dice la última campaña contra las drogas, es lo peor que puede ocurrirnos. No quiero pecar de moralista, pero creo que la cocaína o las drogas de diseño, que tan de moda están hoy día, destruyen todo aquello que nos hace libres. Y nos convierten en los autómatas de aquel Mundo Feliz visionado por Huxley. Un soma por el que, en ocasiones, hay quienes pagan un precio demasiado caro.