lunes, 28 de julio de 2008

Padres e hijos

Los padres piensan que somos como flores en el jardín o macetas en su terraza, flores que pueden regar cada día para que crezcan sólo en vertical, sin abandonar la tierra. Pero más bien somos pájaros.
No entienden que para aprender a volar hay que dar pasos en el vacío, caer, pegar tumbos y volver a levantarse e intentarlo.

El problema es que cuando crecemos, somos pájaros cada vez más torpes, y nos pesan las cadenas de esta sociedad arquitrabada.

Si nos cortasen las alas, ya lo decía Artze, no nos marcharíamos del nido, no nos alejaríamos, pero no seríamos nunca pájaros. Y pájaros hemos de ser para crecer en toda nuestra amplitud, no sólo en años o en estatura, para descubrir bosques, montañas y ríos por nosotros mismos, para vivir.